Irrealidad ☂ Constante

Hace bastante tiempo decidí iniciar un proceso, en ocasiones extenuante, de hacerme "consciente" de quién soy y como consecuencia, de quién muestro a un otro. Me he dado cuenta de muchas cosas que no vienen al caso de lo que hoy particularmente quiero expresar. Estoy de-construyendo el lenguaje que uso habitualmente y me di cuenta de un error que he cometido. Cuando hablo del binario niños/niñas y planteó que hay que dejarlos "ser niños" he cometido un error, estoy limitando a través del lenguaje. Un niño, no es un "niño", no es ese concepto acuñado que solemos emplear para referirnos a ellos, un "niño" es un ser humano y desde ahí debe iniciarse mi discurso: respetar su forma de ser, pensar y sentir. Validar sus opiniones y expresiones de ver/sentir/padecer este mundo que ya existía previamente a su llegada. No debemos imponer nuestros discursos mucho menos frustraciones. Con el hecho de encasillar en el concepto "niño" estoy limitando y relegando a una posición inferior con respecto a la mía, la de "adulto" que se supone que soy, creo y pienso que deberíamos ver a este otro, a ese niño, como un ser humano, de igual a igual, respetando su existencia. Nuestra función no como adultos, si no como ser humano que lleva mas tiempo en este mundo,es de guiarlos y no someterlos ni cortarles sus alas, para que realmente sean libres, algo que nosotros probablemente no fuimos cuando "niños"... Esa misma niñez edificada a través del velo de las frustraciones, miedo e imposiciones de nuestros padres y figuras "adultas" representativas que coartaron de cierto modo la libertad con que nos enfrentamos a este mundo, a esta realidad, a esa verdad, que para mi puede ser una, pero para otro no, y es valido, cada ser siente y piensa de diferente forma. Imponernos sobre un otro es algo que muchas veces hacemos de forma inconsciente, pero creo que, en algún momento de nuestra vida nos hacemos conscientes de nuestras propias limitaciones que nos creamos a partir de esas barreras que alguna vez nos impusieron y que podemos derribarlas. Creo y pienso que todo ser puede llegar a hacer ese ejercicio para vivir/pensar/sentir desde su propia individualidad, re-conciliándose y de-construyendo la propia historia, lenguaje y por consiguiente su discurso. Por qué el discurso es importante? Porque es el medio a través del cual nos presentamos ante un otro, de mostrarnos y de dar esa imagen que queremos que otros vean de uno, de mi, de quién soy. 

"Ampáralo niña ciega del alma

Desde hace algún tiempo he escuchado bastante el término "hacerse consciente" y de verdad que es un proceso agotante. Pase del caos y la reacción al opuesto: pensar, racionalizar y exteriorizar. Es complejo hacerse consciente de las emociones que estaban reprimidas y que desde algún tiempo salen a flote, porque por algo uno las amordazaba, para evadir aquello que causa malestar, pero sucede que el cuerpo siempre se encarga de evidenciar aquello que tratamos de ocultar. Suelo amordazar, reprimo las palabras, coarto las emociones para no lidiar con ellas ese siempre fue mi mecanismo de defensa..... hasta ahora, así que estamos aprendiendo y desprendiendo viejos patrones de conducta. Veremos que tal resulta, espero sobrevivir a esto.

Hay días en que siento esa necesidad imperante de apreciar cada momento, cada detalle, como cuando acaricio a mis gatos, disfrutar el olor que sube al segundo piso cuando mi madre cocina, arroparme en mi cama y sentir las sabanas suaves. Hay días en que despierto cargada de melancolía, siempre he sido así, melancólica, nostálgica, sensible y varios sinónimos que alguna vez personas utilizaron para manifestar mi condición.