Vagar errante por lugares buscando desarmar aquella
sensación, triturar los miedos y la causa perfecta de esa, tu excusa, buscando
hallar la respuesta y es que a veces no existen tales respuestas, solo excusas
continuas de una ajetreada, impávida y mutilante realidad.
Añorar aquello que no podemos poseer y nos rodeamos de
ausencias que carcomen el alma a la cual encerramos en muros donde nadie que
tenga armas suficientes pueda dañarla, y es que aunque pocas, yo poseo mis
armas…
Pretender sostener nuestra esencia y convicciones sin que
sean aturdidas por otros, juzgar desde el comienzo lo que no conocemos y
creemos que de ese modo irrumpimos en el anhelo de alguien, pero es una mentira
puesto que, nadie es imprescindible en la vida de otro porque todo es relativo;
el aquí y el ahora, aun así nos apegamos insanamente a materias terrestres que
asfixian y anulan, nos incomoda el cuerpo y todo lo que contiene. Nos quebranta
la sensación de inseguridad que posee todo aquello nos rodea.
Esforzarse en forjar y encontrar algo nuevo que refresque y
en lugar de eso volvemos a estrellarnos con esta repodrida realidad.