Y sabe que dentro de él no hay nada para obtener,
tan solo vacío corrompido por los años y el desgaste de un corazón
amordazado, dilatado. No habrá más palabras, solo el silencio cauteloso
embaucando sentimientos diáfanos. Profanan al tiempo siendo impetuosos al dejarse
llevar por el desenfreno del momento.
Delicadeza ahuyentada al mínimo roce torpe de dos
cuerpos extasiados, gemidos, deseos, contacto, humedad y la noche que se vuelve
oscuridad.
Amanece, los cuerpos se
disuelven, inocuos... se vuelven ausentes.