Estás, mis palabras no te rozan. Mi esperanza por más ilusa aun sigue
intacta,
allí en ese tramo nebuloso que existe entre mi tacto y tus abismantes
ojos.
Por más que te busco no puedo encontrarte,
y dime, ¿en qué evidencias puedo hallarte?
Mientras tus oídos sigan sordos no escucharas el sonido de mis
lamentos,
Y es que entre tanto ingenuo revuelo no logro descifrarte,
pues existen ocasiones en que lo racional no logra explicar está
realidad
y entre tanto anhelo me aferro a está intransigente y devastadora
irrealidad.
Te mueves en tu terco espectro, no dejas eco en tus destellos
amordazo mis sentimientos esperando contener el aliento
y en lo vago de todo esto espero incólume por una señal
que diga donde hallarte.
Era necesario desprenderte de la ansiedad que generabas
porque no somos coherentes en la entrega,
así que ten cuidado porque el tiempo va de prisa
jugando con la inercia de está, nuestra partida.