Voy tras esas palabras que poseen dueño,
Uno ambiguo e intransigente,
Avasallador y
devastador.
De pronto siento como la verborrea presiona para salir,
Vomito las palabras, las vuelco en un papel
Pero al sonido de mi voz lo reprimo,
Y en mi silencio deshabitado espero por algo que jamás
vendrá.
La ironía es que, no sé quien esta mas atado y dañado,
No se trata de imponer verdades ni realidades
Basta una mirada para hacer surgir mil conjeturas que no me
pertenecen,
Confusión que desata excusas. Excusas que promueven la
huida,
¿Pero de quién? ¿La
tuya o la mía?
Y el capricho se confunde con la necesidad o quizás con el
simple fracaso
Tuyo, mio, de nadie.
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