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Él acostumbra mentir, creando fantasías para argumentar emociones que den matices a su vida. Ella no cree en las palabras, se escudo tras muros para defender su desteñida alma.
Él muestra una imagen distorsionada de quien realmente es. Ella se empeña en disfrazar su melancolía a través de un huracán de insinuaciones.
Él esparce su egolatría golpeando al aire causando vagas sensaciones. Ella dirige su camino cimentando colores buscando de alguna forma dar luz a la vía.
Se encontraron una noche de sábado, él buscaba compañía y ella seguir desperdiciando su vida. Entrecruzaron miradas, intercambiaron palabras, contagiaron el deseo y se dejaron llevar por el momento.
Él y ella se despidieron en un vacio beso carente de emoción y de aquello que llaman afecto.

One Response to “ ”

  1. rOy says:

    Los mejores recuerdos estan en los momentos inesperados y a veces en la personas desconocidas... Saludos