de la ya habitual incongruencia de tus acciones,
en esa verborrea incesante suelo estrellarme
y en tu escasa verdad suelo refugiarme.
Disfrutas de cada acierto
y ahí donde más duele pegas,
disfrazas la realidad y en un síntoma de supervivencia arranco.
Entonces dime, ¿en qué evidencias puedo hallarte?
Vas de a poco esparciendo excusas que no comprendo
con palabras que confunden a esta tu/mi realidad.
Avanzas, me detengo
impávida espero, pero tú no te haces cómplice de mi reacción,
poco te importa y todo aquello que no desciframos
lo adornamos y encerramos en supuestos imposibles.
Mutilas mi lealtad, enmudeces mi sinceridad, aturdes mi
verdad…
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