Y es que al rodearte de tantas mentiras deje de verte.
En tu ausencia persistente deje de esperarte.
Me rodeo de bosques en donde no puedas encontrarme y de a poco me despojo de promesas y de tu inexistencia.
Mas allá de tu sombrío andar, no existe consuelo ni apego y es que entre tantos intentos no logramos vernos.
Si alguna vez el universo se alineara y conspirara a mi favor, podría desear que las ausencias que se cargan no causaron estragos en el interior.
(...)
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