Entre su habitual encanto egoísta, aparece y desaparece, no sabe de complicidad solo conoce su racionalidad. Cuando él viene a mí, confunde esta sicótica intuición y siempre se hace tarde para su reacción. Suele divagar en lo que yo quiero creer que son intentos incompletos de posibles realidades. Voy presagiando una nueva derrota y preparo mi armadura de manera inconsciente. Siempre vas un paso delante, no conoces mi reacción y evitas mi desesperación. En mi cama duermen dos extrañas que conviven sin conocerse, hay carencias de emociones y evidencias de fracasos, vestigios del pasado, incertidumbre del presente y de un futuro lejano. Las interrogantes van fluyendo, ¿Cómo retener algo que nunca le ha pertenecido?... ¿Qué busca entregar si se siente vacía?... posiblemente entre sueños me has visto, pero no basta, por que no me conoces, nunca basta, nunca es suficiente, nunca…
Publicar un comentario