
De vez en vez pareciese que ya no urge la necesidad de tu presencia, tal vez porque de algún modo me convencí de que jamás volverías. Ambivalencia desatada al creer ilusamente que desde algún lugar cuidas de mí. Un defecto constante, el creer y añorar cosas que son intangibles. El transcurso del tiempo apago el deseo de volver a sentir el roce de tu cercanía o más bien, yo me empeño en creer que es eso lo que siento y pienso.
Sigilosamente cuando trascurre la noche la aparición de tu imagen entre mis sueños termina con toda claridad y sanidad mental. Se alteran mis sentidos y se desbordan estas emociones que me empeño en controlar. Transformas mi irrealidad constante.